lunes, 13 de junio de 2011

Dos novelas de mujeres y el problema de la comunicación



Carol Shields : La memoria de las piedras y Laura Esquivel:  Tan veloz como el deseo.

Lugares distintos, distintas épocas, distintos estilos pero ambas novelas retratan el alma femenina como no podría hacerlo ningún hombre.

En La memoria de las piedras se recrean ambientes y situaciones ocurridas en las vidas de los protagonistas que vivieron en Canadá y Estados Unidos a todo lo largo del siglo XX.  Se adivina un importante trabajo de investigación histórica y profundización sicológica y sociológica. Carol Shields rescata una vida anónima, como pueden ser muchas vidas de mujeres, anónima pero de ninguna manera plana o insignificante. Una vida plenamente humana en todas sus dimensiones… una vida que se desarrolla en distintas etapas, que nos muestra una persona que es una y muchas a la vez, que pudo ser otra u otras y solo por una combinación de elecciones y circunstancias azarosas se concretó en esa particular historia. La escritora, recurre principalmente a relatos en primera persona y cartas. Se trata de la vida de una mujer corriente. Una vida cuyos referentes principales son el amor, la familia, el jardín, la necesidad de reconocimiento y el trabajo. La piedra, material omnipresente, es otro personaje que guarda registros del pasado, que permite detener el tiempo, que nos protege de la desaparición.

En la vida de Daysy y de Clarentine la maternidad juega el papel de un ancla en la existencia en momentos en que la identidad se cuestiona… el universo femenino se manifiesta en la vocación por la vida de hogar, la cocina, el cuidado de las plantas, la creación de ambientes bellos y ordenados… un universo en esencia distinto del masculino … los hombres en esta novela son personajes secundarios, incomprensibles, distantes…

Por otra parte, se percibe el cambio en la posición de la mujer a lo largo del siglo. Una verdadera revolución…que nos deja iguales en muchos aspectos.

Es también un retrato de la sociedad norteamericana, tan puritana, tan centrada en el trabajo y en el sentido del deber…tan distinta de la nuestra.

La novela de la mexicana Laura Esquivel Tan veloz como el deseo es una novela corta, centrada en el tema de la comunicación. El protagonista es Júbilo, un telegrafista que lo que más desea en el mundo es servir de mediador, de intérprete de las emociones más verdaderas y salvador de los mensajes que no llegan…pero en el fondo la comunicación, la palabra y su poder como creadora de sentido, es un asunto de mujeres. Es la madre la que enseña a hablar. Es la mujer la que explica el mundo al hombre quien se limita a vivir en el lenguaje creado por ella…el lenguaje de la cotidianidad, el lenguaje del amor…

El telón de fondo de esta novela es la historia de las comunicaciones en México desde el telégrafo hasta el internet. Así como las dificultades de entendimiento en una sociedad multicultural…para no hablar de la multiculturalidad “de género”, puesto que, de alguna manera cada género es una cultura en sí.

Lucha, la esposa de júbilo es una mujer apasionada, que ama a su marido pero frustrada por las limitaciones económicas de este. El conflicto entre el trabajo y la vida de hogar, la lucha por el control, los celos, la incomprensión…el antagonismo entre dos universos que no se encuentran, que no se comunican, que no se ven…

En La memoria de las piedras Magnus  Flett aprende de memoria Jane Eyre  de Charlotte Brontë para poder decirle a su mujer las cosas que nunca le pudo decir por no conocer las palabras…

“este último era su favorito, pues el relato presentaba meandros que le producían en la garganta dolores punzantes y duces, y en esos momentos tenía la sensación de que su mujer estaba muy cerca del, tan solo a una docena de latidos de su corazón, tan próxima que casi podía extender la mano y acariciar la sedosa cara interna de sus muslos. La cantidad de personas que llenaban aquellos libros le dejaba estupefacto. Cada uno era un pequeño mundo, poblado y equipado con todo lo necesario. ! Y cómo hablaba aquella gente de los libros!  No paraban de hablar, vivían en sus lenguas. Gran parte de lo que decían era pura necedad, pero también decían cosas razonables. Sus conversaciones evitaban que se encolerizasen. Intercambiaban sus frases como dinero a cambio de géneros. Algunas de sus frases parecían versos de poemas y no tenían nada que ver con la manera como la gente hablaba en la vida real, pero de todos modos él las pronunciaba en voz alta y las memorizaba, de modo que si por azar su esposa decidía regresar a casa y ocupar de nuevo su lugar, él estaría preparado. Si esta verborrea insensata era su mayor necesidad, él estaría en condiciones de satisfacerla, sería una bomba de palabras rebosantes de suavidad y reconocimiento: Oh, tus hermosos ojos, tu expresión tan querida, tu piel de blancura sin igual. O bien frases que hablaban del corazón desbordante, el ascenso del deseo en el pecho, los súbitos resplandores de un cuerpo que saluda a otro, o incluso la sencilla declaración de amor. Te quiero, susurraría al oído expectante de su mujer. Te adoro en cuerpo y alma.

Y si, como sospechaba, decir tales cosas le resultaba demasiado difícil, se limitaría a mirarla a los ojos y pronunciar su nombre: Clarentine. “

En tan veloz como el deseo, Lucha no puede explicar a su marido Júbilo por qué quiere seguir trabajando aunque deba soportar el asedio de su jefe…

“al presenciar la forma en que la mano de su madre se posó sobre la de su padre sin que mediaran las palabras, le permitió comprobar que dentro de la matriz resonante que era el cosmos, la transmisión de energía se daba de manera permanente y se preguntó si esta comunicación invisible e intangible siempre había existido ente ellos, solo que hasta ahora se daba cuenta, ahora que había descubierto que tenía una gran facilidad para captarla. Curiosamente la enfermedad de don Júbilo, que tantos sufrimientos le había acarreado, fue la que le dejó descubrir a Lluvia que contaba con ella de nacimiento. Le habría encantado descubrirlo mucho más temprano en la vida ¡ qué tranquilidad le habría proporcionado en su niñez darse cuenta de que aunque los puentes de comunicación entre sus padres estuvieran rotos, la energía seguía circulando de un lado a otro, pues a pesar de que las líneas estuvieran caídas, el amor seguía viajando a la velocidad del deseo! “

Dos lugares y dos miradas distintas pero el mismo y eterno problema, el de la comunicación en la pareja.




Necesidad del pensamiento mágico


El ambiente es caluroso, solemne, irreal. El sacerdote avanza con la custodia y la gente toca la eucaristía con sus manos, por encima del vidrio que la protege…se acerca a mí, yo sonrío, el sacerdote no sabe si es una sonrisa de alegría mística o es la sonrisa de una mente racional ante la ingenuidad del gesto… yo sé que estoy transportada a otro universo.

Yo, que quiero entender todo lo que es posible entender, acepto que hay cosas que es mejor no analizar. Que es preciso aceptar. Que ni siquiera puedo acoger desde mi singularidad sino que me llegan en la medida en que me fundo en la masa y resueno con ella   y el universo entero en una sola vibración.

A todas partes llevo unas cuantas cosas. Mi cepillo de dientes y mis pequeñas rutinas cotidianas. Mi oído atento y mis recuerdos… Me desprendo de lo inmóvil, del espacio, de lo que no me puedo echar al bolsillo… de lo que no ha pasado a formar parte de mi identidad. ¿Qué queda? La mujer primitiva, inocente, ingenua.

No es que me haya olvidado de la física o la economía. Es que no quiero perder el contacto con esas otras realidades que se abren paso a través del sueño, del éxtasis, de la locura…de la muerte. Dios nos habla en todas ellas y quizás sea más fácil encontrarlo por fuera de la geometría.

O, quizás, la lógica de Dios sea lo que menos nos importe a la hora de las decisiones vitales. El lenguaje matemático le sirvió a la hora de diseñar los cristales de nieve o los helechos, pero tuvo que aplicar otra lógica a la hora de dar al mundo el soplo de libertad y  de permitirnos luchar con él contra el desorden el dolor y la muerte… una creación siempre nueva fruto del amor que germina en el corazón de quienes quieren ir más allá de sí mismos…