Hay muchos
intelectuales sin trabajo y sin saber por qué.
Uno
podría tratar de abrirse camino partiendo de cero, solo con
sus ilusiones…lanzarse al vacío
esperando aprender a volar por el camino … y lo logra, o se estrella
simplemente. Pero se necesita tener el corazón de un héroe.
También
puede quedarse esperando un golpe de suerte, la lotería, un milagro…
De resto se
trataría de conseguir un empleo.
No basta
saber mucho o ser muy inteligente. Para conseguir un buen empleo, es necesario
tener en cuenta que las empresas van por sus intereses. No contratarán a
alguien a menos que estén seguros de que esta persona hará lo que ellas
necesiten o quieren y no lo que a ellas les guste. Pero, alguien que haya
estudiado una disciplina intelectual, generalmente ya en ese momento decidió
que hace lo que le gusta a ella misma y no lo que le conviene en términos
laborales que es lo que les gusta a otros, o lo que otros necesitan…
Ahora, para
conseguir lo que uno quiere, como por ejemplo, un empleo, es fundamental proyectar una energía positiva. Conocerse a sí
mismo y mantener un control sobre sus emociones de manera que siempre se
proyecte una imagen de serenidad, optimismo, y amabilidad. Esta es la energía
que atrae.
Es
preferible mostrarse como alguien tolerante, modesto, de buen humor, dispuesto
a aprender y a adaptarse, que como alguien superior.
La energía
que repele, es la que proyecta negatividad, pesimismo, inseguridad…o soberbia y
suficiencia.
En otros
términos, la postura ante los otros debe ser la de yo estoy bien y los otros también están bien, no la de yo estoy bien y los demás están mal o la
de yo estoy mal y los demás bien.
No importa
tanto lo que uno sabe, los títulos ni nada de eso. Hay personas que solo dicen
bobadas y sin embargo llegan muy lejos. Es que lo que no tienen en inteligencia
o en intelectualidad o en lógica, lo tienen de sobra en inteligencia social y
emocional.
Si bien la
posición sana de entrada es yo estoy bien
y los otros también, eso no significa que ni uno ni los otros tengamos que
ser perfectos. Si uno es tolerante con los defectos de los demás y no se
fustiga tampoco a sí mismo, seguramente recibirá esa misma comprensión y
aceptación de los otros.
Si uno no es
un genio en inteligencia emocional y social, debe comenzar por reconocerlo,
porque las deficiencias se pueden manejar y se puede avanzar en el camino del
éxito y la superación de problemas como la falta de dinero, el aislamiento
social; si uno reconoce que ahí está el problema. Siempre se puede comenzar a trazar un camino
para superar cualquier debilidad o falla. Se puede, pero es necesario partir de
aceptar esta limitación y hacer un esfuerzo.
Todos
tenemos la necesidad de integrarnos a la sociedad en el servicio a los demás,
de hacer algo útil. Y de asegurar el dinero necesario para poder vivir
dignamente atendiendo a necesidades básicas como el alimento, el vestido, la
recreación, etc. Naturalmente si uno nació en una familia de plata, ya tiene
asegurada su subsistencia y entonces puede darse el lujo de hacer lo que quiera,
pero la mayoría tenemos que trabajar para poder vivir.
Una salida
siempre es la profesión de maestro.
La labor del
maestro tiene un impacto grandísimo en la sociedad y, ¿quienes mejor preparados
que los intelectuales para asumir este compromiso? Además, siempre hay demanda
de maestros sobre todo en ciudades y pueblos pequeños.
No es lo
ideal, pero, no se puede cerrar la puerta a trabajos no calificados…Seguramente
a quien ya está trabajando se le ofrecen más oportunidades de progreso que a
quien se queda esperando por un trabajo mejor y sin hacer nada.
Lo que si
habría que descartar es la actitud del avestruz: la negación. O la tentación de echarle la culpa a cosas
como el lugar donde estoy, la mala suerte, los otros…. eso no conduce a nada.
Tenemos la obligación de hacer algo con el capital que se nos dio: la
inteligencia, la salud, los conocimientos pocos o muchos, lo que sea. Nuestra prioridad fundamental debería ser
disfrutar la vida haciendo algo por nosotros mismos y por los demás.
Hablar con
alguien de nuestros problemas es importante y es un desahogo, siempre y cuando
no se convierta en la ocasión de reforzar nuestra convicción de que nada se puede hacer, o, en un intento
desesperado por atraer un salvador … o alguien que nos solucione o tome las
decisiones por nosotros. Es cierto que hablar con alguien nos puede ayudar a
clarificar las situaciones que es el primer paso para encontrar una solución.
Pero tenemos que preguntarnos primero si estamos dispuestos a aceptar en primer
lugar que todo depende de nosotros y de nuestras propias decisiones y de nadie
más.
La felicidad
es el principal objetivo para cada momento de nuestras vidas, !para ya! , y no
para un futuro inasible. Pongamos todo sobre
el tapete, busquemos la salida, rompamos esquemas, salgamos
de círculos viciosos, ensayemos lo que habiamos descartado. No podemos quedarnos ahí
mirando cómo se escapan los momentos preciosos de nuestra vida en cosas que no
valen la pena como la amargura, la desesperanza, las quejas, la preocupación,
el temor. Eso sería desperdiciar la vida, y recordemos, solo vivimos una vez.