miércoles, 10 de abril de 2013

INTELECTUALES SIN TRABAJO


 

Hay muchos intelectuales sin trabajo y sin saber por qué.

Uno podría  tratar de  abrirse camino partiendo de cero, solo con sus ilusiones…lanzarse al vacío  esperando aprender a volar por el camino … y lo logra, o se estrella simplemente. Pero se necesita tener el corazón de un héroe.

También puede quedarse esperando un golpe de suerte, la lotería, un milagro…

De resto se trataría de conseguir un empleo.

No basta saber mucho o ser muy inteligente. Para conseguir un buen empleo, es necesario tener en cuenta que las empresas van por sus intereses. No contratarán a alguien a menos que estén seguros de que esta persona hará lo que ellas necesiten o quieren y no lo que a ellas les guste. Pero, alguien que haya estudiado una disciplina intelectual, generalmente ya en ese momento decidió que hace lo que le gusta a ella misma y no lo que le conviene en términos laborales que es lo que les gusta a otros,  o lo que otros necesitan…

Ahora, para conseguir lo que uno quiere, como por ejemplo, un empleo, es fundamental  proyectar una energía positiva. Conocerse a sí mismo y mantener un control sobre sus emociones de manera que siempre se proyecte una imagen de serenidad, optimismo, y amabilidad. Esta es la energía que atrae.

Es preferible mostrarse como alguien tolerante, modesto, de buen humor, dispuesto a aprender y a adaptarse, que como alguien superior.

La energía que repele, es la que proyecta negatividad, pesimismo, inseguridad…o soberbia y suficiencia.

En otros términos, la postura ante los otros debe ser la de yo estoy bien y los otros también están bien, no la de yo estoy bien y los demás están mal o la de yo estoy mal y los demás bien.

No importa tanto lo que uno sabe, los títulos ni nada de eso. Hay personas que solo dicen bobadas y sin embargo llegan muy lejos. Es que lo que no tienen en inteligencia o en intelectualidad o en lógica, lo tienen de sobra en inteligencia social y emocional.

Si bien la posición sana de entrada es yo estoy bien y los otros también, eso no significa que ni uno ni los otros tengamos que ser perfectos. Si uno es tolerante con los defectos de los demás y no se fustiga tampoco a sí mismo, seguramente recibirá esa misma comprensión y aceptación de los otros.

Si uno no es un genio en inteligencia emocional y social, debe comenzar por reconocerlo, porque las deficiencias se pueden manejar y se puede avanzar en el camino del éxito y la superación de problemas como la falta de dinero, el aislamiento social;  si uno reconoce que ahí está el problema.  Siempre se puede comenzar a trazar un camino para superar cualquier debilidad o falla. Se puede, pero es necesario partir de aceptar esta limitación y hacer un esfuerzo.

Todos tenemos la necesidad de integrarnos a la sociedad en el servicio a los demás, de hacer algo útil. Y de asegurar el dinero necesario para poder vivir dignamente atendiendo a necesidades básicas como el alimento, el vestido, la recreación, etc. Naturalmente si uno nació en una familia de plata, ya tiene asegurada su subsistencia y entonces puede darse el lujo de hacer lo que quiera, pero la mayoría tenemos que trabajar para poder vivir.

Una salida siempre es la profesión de maestro.

La labor del maestro tiene un impacto grandísimo en la sociedad y, ¿quienes mejor preparados que los intelectuales para asumir este compromiso? Además, siempre hay demanda de maestros sobre todo en ciudades y pueblos pequeños.

No es lo ideal, pero, no se puede cerrar la puerta a trabajos no calificados…Seguramente a quien ya está trabajando se le ofrecen más oportunidades de progreso que a quien se queda esperando por un trabajo mejor y sin hacer nada.

Lo que si habría que descartar es la actitud del avestruz: la negación.  O la tentación de echarle la culpa a cosas como el lugar donde estoy, la mala suerte, los otros…. eso no conduce a nada. Tenemos la obligación de hacer algo con el capital que se nos dio: la inteligencia, la salud, los conocimientos pocos o muchos, lo que sea.  Nuestra prioridad fundamental debería ser disfrutar la vida haciendo algo por nosotros mismos y por los demás.

Hablar con alguien de nuestros problemas es importante y es un desahogo, siempre y cuando no se convierta en la ocasión de reforzar nuestra convicción de que nada se puede hacer, o, en un intento desesperado por atraer un salvador … o alguien que nos solucione o tome las decisiones por nosotros. Es cierto que hablar con alguien nos puede ayudar a clarificar las situaciones que es el primer paso para encontrar una solución. Pero tenemos que preguntarnos primero si estamos dispuestos a aceptar en primer lugar que todo depende de nosotros y de nuestras propias decisiones y de nadie más.

La felicidad es el principal objetivo para cada momento de nuestras vidas, !para ya! , y no para un futuro inasible.  Pongamos todo sobre el tapete, busquemos la salida, rompamos esquemas, salgamos de círculos viciosos, ensayemos lo que habiamos descartado. No podemos quedarnos ahí mirando cómo se escapan los momentos preciosos de nuestra vida en cosas que no valen la pena como la amargura, la desesperanza, las quejas, la preocupación, el temor. Eso sería desperdiciar la vida, y recordemos, solo vivimos una vez.