sábado, 2 de agosto de 2014

VEMOS LO QUE QUEREMOS VER Y LOGRAMOS LO QUE PRONOSTICAMOS




Para los que en internet publican noticias que apoyan su visión de la realidad e ignoran todo lo que podría ponerla en duda.
Pongan atención por favor ustedes, personas fanáticas y sesgadas: no voy a contradecirlas para continuar un diálogo de sordos en el que ustedes repiten su lista de slogans. Es posible que los del grupo contrario hagan lo mismo, si ustedes y acaso ellos han logrado que la polarización llegue a extremos. ¿Están seguros de que tienen la razón? Pues deténganse un momento a pensar, ¿no sienten los otros eso mismo? Entonces, ¿no es razonable pensar que la verdad no está de un lado o de otro sino quizás en algún punto intermedio?
Además, quizás no se trate ni siquiera de buscar la verdad. Sino verdades diferentes. Ustedes pueden tener la razón… ¡exactamente lo mismo que  ellos!
Se han hecho numerosos experimentos que confirman que vemos lo que queremos ver y no vemos lo que no queremos ver.  Si tenemos una teoría, vemos todo lo que nos la confirma y no vemos lo que la contradice. Eso, en sicología social, se llama sesgo confirmacional.
Entonces, ¿no sería más prudente, dar paso a la duda? Pensar que quizás podemos estar equivocados y que los otros pueden tener por lo menos parte de razón?
Lo cierto es que todos los seres humanos queremos lo mismo, vivir en paz, compartir este mundo y sus riquezas. Trabajar, crear, tener libertad.  No queremos la guerra. En ella todos perdemos. Entonces, si todos estamos de acuerdo, ¿por qué vamos en la dirección contraria?
Atacándonos y sembrado cizaña solo lograremos seguir en la miseria, la inseguridad y el terror.
¿Quién nos nombró jueces de los demás? Será mejor mirar la viga en nuestro ojo que andar buscando pajas en los ojos de los demás. Ya el juicio vendrá en su debido momento, al final de la historia. Solo Dios ve la verdad en el corazón del hombre, porque, ¿qué sabemos de los motivos o de las buenas o malas intenciones de los demás? ¿Acaso conocemos las disposiciones innatas, la historia personal, las circunstancias de cada persona?  No, esas cosas solo están al alcance de Dios. Entonces recordemos lo que dice la Biblia:  con la vara con que midiereis serás medidos,  y también no juzguéis y no seréis juzgados. Y ya que todos estamos en el  mismo bosque, no le echemos leña al fuego o nos quemaremos todos.
Por otra parte, y suponiendo que hemos sido capaces de reconocer que de pronto la realidad no es exactamente como nos la imaginamos, es bueno tener presente el teorema de Thomas:
“Si una situación es definida como real, esa situación tiene efectos reales.”
O sea, la manera como nos representamos la realidad tiene graves consecuencias.  ¿Cuáles? Por ejemplo las profecías autocumplidas. Una profecía autocumplida es, como lo definió el sociólogo Robert Merton:
“Una profecía que se autorrealiza. Al principio es una definición «falsa» de la situación pero luego despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva «verdadera».
Por ejemplo. Alguien sugiere que cierto banco está en bancarrota. Entonces todo el mundo retira sus fondos de dicho banco y efectivamente entra en bancarrota lo cual confirma la suposición inicial.
Entonces, si pronosticamos que, por ejemplo en una negociación, el contrario miente y no va a cumplir los compromisos, ¿no estaremos, al profetizar algo que no queremos, contribuyendo a lograr precisamente lo contrario?

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