Para los que
en internet publican noticias que apoyan su visión de la realidad e ignoran
todo lo que podría ponerla en duda.
Pongan
atención por favor ustedes, personas fanáticas y sesgadas: no voy a
contradecirlas para continuar un diálogo de sordos en el que ustedes repiten su
lista de slogans. Es posible que los del grupo contrario hagan lo mismo, si ustedes y acaso ellos han logrado que
la polarización llegue a extremos. ¿Están seguros de que tienen la razón? Pues
deténganse un momento a pensar, ¿no sienten los
otros eso mismo? Entonces, ¿no es razonable pensar que la verdad no está de
un lado o de otro sino quizás en algún punto intermedio?
Además,
quizás no se trate ni siquiera de buscar la
verdad. Sino verdades diferentes. Ustedes pueden tener la razón… ¡exactamente
lo mismo que ellos!
Se han hecho
numerosos experimentos que confirman que vemos lo que queremos ver y no vemos
lo que no queremos ver. Si tenemos una
teoría, vemos todo lo que nos la confirma y no vemos lo que la contradice. Eso,
en sicología social, se llama sesgo confirmacional.
Entonces, ¿no
sería más prudente, dar paso a la duda? Pensar que quizás podemos estar
equivocados y que los otros pueden tener por lo menos parte de razón?
Lo cierto es
que todos los seres humanos queremos lo mismo, vivir en paz, compartir este
mundo y sus riquezas. Trabajar, crear, tener libertad. No queremos la guerra. En ella todos
perdemos. Entonces, si todos estamos de acuerdo, ¿por qué vamos en la dirección
contraria?
Atacándonos
y sembrado cizaña solo lograremos seguir en la miseria, la inseguridad y el
terror.
¿Quién nos
nombró jueces de los demás? Será mejor mirar la viga en nuestro ojo que andar
buscando pajas en los ojos de los demás. Ya el juicio vendrá en su debido
momento, al final de la historia. Solo Dios ve la verdad en el corazón del
hombre, porque, ¿qué sabemos de los motivos o de las buenas o malas intenciones
de los demás? ¿Acaso conocemos las disposiciones innatas, la historia personal,
las circunstancias de cada persona? No,
esas cosas solo están al alcance de Dios. Entonces recordemos lo que dice la Biblia: con la vara con que midiereis serás medidos, y también no juzguéis y no seréis juzgados. Y
ya que todos estamos en el mismo bosque,
no le echemos leña al fuego o nos quemaremos todos.
Por otra
parte, y suponiendo que hemos sido capaces de reconocer que de pronto la
realidad no es exactamente como nos la imaginamos, es bueno tener presente el
teorema de Thomas:
“Si una
situación es definida como real, esa situación tiene efectos reales.”
O sea, la
manera como nos representamos la realidad tiene graves consecuencias. ¿Cuáles? Por ejemplo las profecías
autocumplidas. Una profecía autocumplida es, como lo definió el sociólogo
Robert Merton:
“Una
profecía que se autorrealiza. Al principio es una definición «falsa» de la
situación pero luego despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa
concepción original de la situación se vuelva «verdadera».
Por ejemplo.
Alguien sugiere que cierto banco está en bancarrota. Entonces todo el mundo
retira sus fondos de dicho banco y efectivamente entra en bancarrota lo cual
confirma la suposición inicial.
Entonces, si
pronosticamos que, por ejemplo en una negociación, el contrario miente y no va
a cumplir los compromisos, ¿no estaremos, al profetizar algo que no queremos, contribuyendo a lograr precisamente lo contrario?
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