viernes, 11 de noviembre de 2011

Los hombres y las mujeres



Después de la revolución sexual, de la píldora y la liberación femenina, ¿en qué estamos hoy los hombres y las mujeres?

De acuerdo con Francoise Giroud en “Los hombres y las mujeres”, nosotras nos hemos decidido a ser felices. Y esto, para ella, tiene que ver principalmente con una sexualidad libre.

Según su amigo, coautor  del citado libro, Bernard Henri Levy, la cosa no es tan clara y parece que en general estamos en las mismas. Prevalecen los antiguos arquetipos de hombre y mujer y es muy poco lo que ha cambiado en las relaciones entre los sexos.

En todo caso ambos autores, intelectuales franceses , en este libro que estuvo de moda hace 20 años, olvidan mencionar el pequeño asunto de la maternidad. Como las feministas que, empeñadas en señalar que la mujer no es solo madre, han llevado las cosas al extremo de trivializar el papel de la mujer como madre.

Pero los intelectuales franceses lo hacen creo, no tanto por seguirle el juego a las feministas, sino porque históricamente las mujeres de clases altas en Francia por mucho tiempo abandonaron la crianza en manos de las nodrizas. No solo hubo una división del trabajo en ese sentido,  entre el hombre y la mujer sino entre la mujer aristocrática y la mujer campesina, ella sí, madre a tiempo completo. Por lo tanto en Francia hubo desde antes de estas revoluciones de que hablamos, no solo un rechazo a la sexualidad sino incluso un rechazo a la maternidad en su aspecto físico especialmente. 

Pero, para mí la diferencia fundamental entre el hombre y la mujer estriba precisamente en la capacidad de la mujer para concebir, gestar, dar a luz, amamantar, cuidar… de esa capacidad nacen todas las otras diferencias. La mujer en general está mejor dotada para todo lo que tiene que ver con la vida doméstica, para el hogar. La creación de un ambiente doméstico, de lazos  familiares, de comunicación de sentimientos y afectos es algo muy femenino y pocos son los hombres que pueden asumir estos roles con la misma vocación. No digo que no puedan, como tampoco digo que una mujer no pueda manejar una tracto mula o dirigir un país, pero la vocación íntima de uno u otra en general se encaminan hacia aquellas que señalan los arquetipos de siempre. Y está bien que sea así.

Lo que sería interesante es que en vez de pelear por ello cada hombre y mujer  abriera su mundo al otro. Que, no solo se facilite que las mujeres pudieran realizarse en las más variadas profesiones sin detrimento de su papel de madres, como no ocurre, sino que también los hombres pudieran dedicarse al hogar en alguna etapa de su vida. Se necesitan políticas públicas que reconozcan y valoren la crianza y educación de los niños, el cuidado de los enfermos y ancianos, la vida del hogar y que estas labores  domésticas no sigan en la invisibilidad, como si no fueran tanto o más importantes que el trabajo.

Por otra parte, esta vocación femenina al cuidado y al servicio de la vida puede servir a otras causas como lo atestiguan tantas Florence Nightingale, madres Teresa de Calcuta o, simplemente quienes se dedican a cuidar a sus familiares enfermos o ancianos.  Una mujer soltera puede realizarse en su vocación más propiamente femenina fuera del matrimonio  y la familia. Pero no muchas consideran interesante esta opción pues lo que se predica hoy día no es propiamente el compromiso y el sacrificio sino el goce sin límites. De ahí que muchas, aún liberadas y hedonistas , se sientan frustradas sin un marido y una familia a quienes cuidar.

Cualquiera diría que tendría que ser un hombre quien señalara como una gran ganancia para las mujeres el hecho de poder disfrutar de la sexualidad sin estar sometidas a la biología…. Es curioso que sea Francoise Giroud quien lo considera así y no su compañero…pero es que ella es una intelectual francesa y por supuesto alguien que valora más su papel de intelectual que su papel de madre. A mí personalmente el trabajo fuera del hogar no me parece algo tan importante y significativo. ¡Por lo menos no tan significativo como lo otro!

Por otra parte, ya que me metí en este tema, me gustaría señalar que me parece, no sé si me equivoque, que en general a las mujeres (por lo menos a las que no nos dedicamos solo al hogar) nos es más fácil identificarnos con los hombres en cuánto seres humanos. No nos sentimos tan distintas a ellos. Por lo menos no tan distintas a como, aparentemente, ellos se sienten respecto de nosotras...




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