Todo el
mundo habla de la energía como todo el mundo habla del amor, entes ambos de los
cuales lo único claro es que existen, que son omnipresentes e importantísimos… pero
nadie sabe qué cosa son exactamente. Peor aún, a veces parecen denominar cosas
totalmente distintas y contradictorias.
Enfoquémonos
por el momento en la energía.
Si nos
atenemos a la física, lugar natural de este ente inmaterial, aunque paradójicamente
la mayor parte de los entes inmateriales están mejor ubicados en el terreno de la metafísica; diremos que la energía es “la capacidad
de hacer trabajo” y, a su vez, trabajo es la medida del cambio energético en
una interacción puramente mecánica. Esto no aclara mucho y es problemático
porque ya que el calor también es energía, y no todo el calor puede
transformarse en trabajo (segunda ley de la termodinámica), entonces, ¿ese pedazo de energía que no puede
transformarse en trabajo, también es energía que es la capacidad de hacer
trabajo? No parece lógico.
En todo caso
la energía es “algo” definitivamente medible y cuantificable, que se transforma
pero cuya suma total permanece constante en los cambios: se conserva.
Algunos simplemente
opinan que:
“El
hamiltoniano es el operador correspondiente a la energía total del
sistema. Es por lo general denotado por H, también Ȟ o Ĥ.
Su espectro es el juego de resultados posibles de la energía total de un sistema.
Guarda una estrecha relación con la evolución del tiempo de un sistema.” Lo
cual, por supuesto no nos aclara nada.
En todo caso
Feynman, físico connotado y persona muy normal, opinó que en realidad “nadie sabe lo que es la
energía”, dando testimonio con esta declaración, de una humildad y sentido
común a toda prueba, características por lo demás poco comunes en el gremio de
los grandes físicos.
Bueno,
pasando al tema de la sicología perruna y/o humana, César Millán, conocido “encantador
de perros”, opina, y tiene razón, que el problema de las relaciones entre
perros y humanos es el problema de la energía de ambos, particularmente de la
energía del ser humano que debería ser el líder, pero a veces declina el
dominio de la relación en a favor del perro. Y este termina mandando en la
casa. Yo creo que esta es una gran verdad y se puede extrapolar al dominio de
las relaciones entre humanos, padres e hijos, parejas, amigos… Si uno tiene una
“mala energía”, nadie se le acerca. Si tiene una "buena energía", atrae, domina,
genera bienestar. ¿Cómo podríamos definir la energía en este dominio? Tal vez
es algo que generamos en el ambiente, una perturbación del espacio, un campo… ¿Será
el alma? ¿El espíritu?...
Para la medicina oriental la interacción entre el elemento Yin, cuerpo y el elemento
Yang, espíritu, da lugar a la manifestación de la energía que es lo que
caracteriza a los organismos vivos. Esta energía se manifiesta como
vida
y salud.
En síntesis, la energía es algo inmaterial, pero no metafísico, puesto
que la física se ocupa de ella. Es algo que tiene que ver con la acción, con el
cambio, con la vida, puesto que la vida es cambio y evolución. Es algo que
tiene que ver con nuestra vida, nuestra salud y nuestras relaciones.
La energía fluye. De adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro de
nosotros. Pasa del hombre al perro, del perro al hombre, de unos a otros…y, se
transforma y crea nuevas realidades…
Cuando me baño en las mañanas siento sobre mi piel el calor del sol capturado
por la hojas de helechos hace 300 millones de años… y el sol entrando por la ventana
ilumina el ambiente hace brillar granos de polvo y pequeños insectos familiares…
todo cambia y nada cambia...
¿Cómo cuantificar todo esto?... Por lo pronto termino pues debo ocuparme
de pagar el recibo de la energía…