domingo, 10 de abril de 2011

DAR O NO DAR PAPAYA

DAR O NO DAR PAPAYA
Es un lugar común en nuestra sociedad el consejo de “no dar papaya”. Es decir: “no hay que correr riesgos”. Hay que tener al otro bajo control suponiendo siempre lo peor. Que me va a querer quitar, que me va a utilizar o a abusar de mí….  Por eso debo poner controles, cerraduras, malas caras… , establecer reglamentos exhaustivos para las interacciones más simples y cotidianas. En otras palabras, cerrar las puertas de la casa y las de la amistad.  En las relaciones de pareja, firmar capitulaciones, espiar, invadir, desinformar, callar…
Es una manera triste de vivir cuya salida no es  la de negociar el botín del control de manera justa, como si el mismo hecho de querer controlar no fuera ya la antítesis del amor… como si tuviéramos que escoger entre la felicidad del uno o la del otro dando por sentado un antagonismo irreconciliable…No, no hay que reducir el egoísmo a sus justas proporciones, sino eliminar el egoísmo. No debemos proponer un amor razonable y mediocre sino uno que llegue hasta el cielo. Porque, aunque nunca vamos a alcanzar la cima, es importante que nos mantengamos caminando hacia arriba, que no pensemos que ya hemos llegado, que no se puede ir más allá… ¿a qué conduciría esto sino a una pérdida de sentido de la vida misma?

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